Olesa de Montserrat (Barcelona), 31 de agosto de 1927. Ingresó en la Orden religiosa de los Claretianos. Con el tiempo tuvo que exiliarse. Un abogado británico llamado Peter Benenson, fundador de Amnistía Internacional, leyó un día en la prensa que unos estudiantes portugueses habían sido encarcelados por brindar por la libertad en su país. El 28 de mayo de 1961 publicó el artículo” Los presos olvidados” en el diario ”The Observer”. En él instaba a personas de todo el mundo a actuar para conseguir la excarcelación de seis reclusos a los que denominó "presos de conciencia": personas encarceladas por sus convicciones políticas, religiosas u otros motivos de conciencia, que no han recurrido a la violencia ni propugnado su uso. Se trataba, en palabras del propio Benenson, de "una iniciativa en Londres de un grupo de abogados, escritores y editores que comparte la convicción expresada por Voltaire: ´Detesto tus ideas, pero estoy dispuesto a morir por tu derecho a expresarlas´". La respuesta fue contundente: más de un millar de lectores participaron en esa acción. Uno de ellos fue el catalán Manuel Casanoves Casals, fundador en Cataluña y España de Amnistía Internacional. Después de la muerte de Franco, el 12 de marzo de 1976, participó en una de las primeras reuniones en Barcelona para iniciar una campaña contra la tortura en Uruguay. Este fue el origen de la organización en España. Se reunieron unos jóvenes por primera vez en Barcelona. A esta reunión siguieron otras, comenzando a tomar parte asociativamente en campañas contra la tortura en Paraguay, Uruguay, China. Sin estar legalizados empezaron a tener un poco de voz en España. El mismo año de 1976 asistió una delegación española al Congreso Internacional de Amnistía Internacional que se celebró en Estramburgo, en la sede parlamentaria del Consejo de Europa. La delegación fue muy bien recibida, con fuertes aplausos, ya que venían de un país por el que miembros de Amnistía Internacional habían trabajado durante muchos años. El 15 de julio de 1978 se celebró la Iª Asamblea Constituyente de Amnistía Internacional en Barcelona, donde Manuel Casanoves resultó elegido presidente para España. Aquel pequeño germen que impulsó el claretiano, 3o años más tarde contaba con una organización de más de 58.000 colaboradores, 11000 de ellos en Cataluña, así como 1800 activistas capaces de movilizar a millones de personas para defender los derechos humanos en todo el mundo. Su fundador afirmaba que “Creo que Amnistía es la voz de la conciencia”. También fue presidente de la Asociación Catalana de Esperanto y pronunció el discurso en 1978 de los recuperados Juegos Florales Internacionales, en la ciudad de Tortosa, que no se celebraban desde 1936. Falleció en la residencia de la Congregación, sita en C. Nápoles nº 346, de Barcelona, en la madrugada del 15 de abril de 2010. Fue enterrado en el Cementerio de Montjuïc.
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