lunes, 3 de mayo de 2010

JUAN CAMACHO FERRER

Gádor (Almería), 15 de febrero de 1919. Temprano emigró con su familia a Francia, en busca de las oportunidades que, por entonces, su tierra no le ofrecía. Con la sublevación cívico-militar de julio de 1936 viajó a Barcelona con la intención de defender la República, participando activamente en la Guerra civil como soldado en la 27 División. La batalla del Ebro fue su última intervención en combate y en las tierras de Gandesa (Tarragona) asistió impotente a la pérdida de muchos de sus compañeros de armas, entre ellos su hermano. Salió al exilio francés y, como muchos otros miles de refugiados, estuvo internado en el campo de Argelès desde donde, ante la amenaza de ser devuelto a la España franquista, decidió alistarse en un batallón de marcha del ejército francés, siendo detenido por los alemanes el 6 de junio de 1940. Seguidamente, fue internado en un Stalag como prisionero de guerra para después ser deportado a Mauthausen donde ingresó el 31 de agosto de 1941. Le fue adjudicada la matrícula nº 3.760 y al igual que otros muchos republicanos realizó agotadores trabajos físicos en la cantera donde cargaba pesadas piedras de granito que tenía que subir por los 186 peldaños de la llamada “Escalera de la Muerte”. Allí fue testigo de los horripilantes sufrimientos a los que eran sometidos los deportados por parte de los “kapos” y la SS. Posteriormente fue destinado al “Kommando César” que estaba formado íntegramente por españoles. Juan confiesa que fue denunciado como comunista, lo cual era falso y estuvo a punto de acarrearle graves consecuencias ante la amenaza de un traslado al campo anexo de Gusen, erigido en el gran centro de exterminio de los republicanos españoles. Afortunadamente, sus argumentos, negando aquella supuesta vinculación militante, surtieron efecto y se libró de aquel trágico destino. Finalmente regresó al campo central de Mauthausen donde vivió su liberación por las tropas aliadas. Tras la repatriación, se instaló momentáneamente en Lyon, desde donde se trasladó posteriormente a París. Viendo que no le satisfacían las ofertas laborales en la industria francesa decidió saltar el Océano e instalarse definitivamente en Montevideo (Uruguay) donde formó familia y residió hasta su muerte. Será recordado por su entusiasta disposición y activa participación a la hora de testimoniar in situ su experiencia y por dedicar sus últimos esfuerzos a la memoria de tantos compañeros que dejaron sus vidas en aquellos recintos del horror. Durante estos últimos tres años viajó con regularidad desde Uruguay hasta Europa para asistir en mayo a los actos de conmemoración de la liberación del campo de Mauthausen (Austria), formando parte esencial de la expedición que cada año organiza desde España la Amical de Mauthausen con la presencia de ex deportados, familiares, amigos y jóvenes estudiantes. Fue de los últimos supervivientes andaluces de los campos de exterminio nazi. Falleció en Montevideo (Uruguay) el 19 de agosto de 2009.

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